¿A quién le echamos la culpa?
Siento rabia, incertidumbre, desconcierto. ¿Qué nos esta pasando? Ayer, la noticia de una niña de 10 años violada y embarazada por su padrastro (según la prensa la madre sabía lo que estaba pasando). Hoy otra, sobre un bebe de apenas 2 años violado por su padre. Hace unas semanas otros casos de preñez temprana, resultado de relaciones incestuosas e ilegales.
¿En que país estamos viviendo? Mi mente se queda en blanco, trago porque tengo ganas de devolver, siento tanto dolor que lagrimeo más de la cuenta, no lo soporto. En estos momentos la palabra sexo me da asco. Saber que existe la pornografía infantil me aborrece. Detesto a los pedófilos. ¿Será que Dios nos esta dejando solos?, ¿A quien culpamos por esto, al gobierno, a la falta de una educación sexual apropiada o exceso de una deficiente? ¿Será un problema patológico, mental o será una predisposición a la locura, a la pedofília?
La falta de valores y de cordura de estos malditos tiempos adormece todo sentido de moralidad, sensatez, decencia y amor. Sí, son malditos porque hay guerras, pobreza, crímenes, injusticia, desigualdad, abuso infantil y conyugal entre otros demonios que nos atormentan día y noche. Siento como si estuviéramos perdiendo los elementos básicos para una vida plena y sencilla junto a nuestros hijos e hijas, sobrinos, nietos, todo ser inocente e indefenso que trajeron a este enmarañado país, involuntariamente.
Pienso en el desfile de la prueba durante los referidos juicios, el testimonio de los acusados y sus víctimas, en la presunción de inocencia, salvaguarda en préstamo de los que realmente la merecen. Regresan a mi recuerdo La Ley de Talión; el derecho al voto de los culpables sin importar el delito, en el sistema carcelario. Tantos “piensos” que me canso. Tengo la sensación de estar viendo todo a través de un cristal sucio y polvoriento. Hoy nada esta claro.
¿Qué le espera a esas pobres criaturas, víctimas de esos monstruos? ¿Cómo será su vida de ahora en adelante? ¿Cuándo volverán a aceptar un abrazo o una caricia sin sentir miedo o la ansiedad de los momentos en que el monstruo los acechaba?
Hoy no tengo ganas de reír, ni sentirme feliz, porque no puedo.
Tags: Abuso Infantil; Justicia; Noticias
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